Las finanzas coexisten diariamente con nosotros, en las diversas decisiones que tomamos respecto a nuestros ingresos, deudas y ahorros.
En el caso de los gastos, compras o adquisiciones, las realizamos tomando en cuenta nuestro flujo de ingresos y gastos en un período de tiempo y, en caso dicha compra exceda nuestros niveles de ingresos vemos la posibilidad de endeudarnos sacrificando parte de los ingresos futuros. En este contexto, toma relevancia la tasa de interés de la deuda, debido a que cuánto más alta sea la misma, mayor será la proporción de los ingresos futuros que destinaremos para pagar el préstamo.
Si bien es recomendable tomar un plazo amplio para el pago de la deuda, a fin de tener una mayor liquidez durante el período que dure el préstamo, es muy importante que dicha deuda se tome a la menor tasa de interés (“tasa de interés activa”) y considerando todos los costos asociados al préstamo (seguro de desgravamen, comisión por desembolsos, entre otros). En este sentido, es importante realizar cotizaciones en diversas entidades financieras para tomar el préstamo que sea menos costoso.
De otro lado, en el caso de nuestros ahorros, debemos buscar la mayor rentabilidad, pero ello implica tomar mayores riesgos. Así, si no deseamos tener un elevado riesgo de perder parte de nuestros ahorros podemos colocarlos en una cuenta de ahorros o a plazo fijo por un determinado número de días (60, 90, 180, 360, etc.) a una tasa de interés relativamente baja (o “tasa de interés pasiva”); no obstante, si deseamos tener un mejor retorno por nuestros ahorros también podemos optar por invertir, por ejemplo, en fondos mutuos, en donde existen diversas posibilidades de inversión, desde las más conservadoras con baja rentabilidad y más seguras porque se invierten en instrumentos de “renta fija” como bonos, hasta aquellas que poseen una mayor rentabilidad esperada y mayor riesgo porque incorporan instrumentos de “renta variable” como son acciones de empresas que cotizan en el mercado de valores.
Pero no solo existen estas alternativas de inversión para los ahorros, puesto que también podemos realizar un emprendimiento, para lo cual debemos tener en cuenta los montos de inversión en activos y capital de trabajo, así como los ingresos esperados en el negocio y los gastos de operación, administración, ventas, entre otros. Así, debemos considerar los flujos netos esperados a futuro (ingresos menos gastos) y si ellos permiten cubrir las inversiones realizadas inicialmente y dejar un nivel de utilidad que sea más competitivo que las otras opciones de inversión (como ahorrar en un banco, por ejemplo). Para ello, se emplean evaluaciones financieras que nos darán indicios de la rentabilidad posible que tuviese nuestro emprendimiento en un período dado, bajo ciertos supuestos.
En todo lo señalado, están presentes importantes conceptos financieros, que al manejarlos apropiadamente nos permitirán tener un mejor criterio para la toma de decisiones respecto a la administración de nuestros ingresos, ahorros y deuda, permitiendo contar con mayores recursos y mejorar nuestra situación financiera actual y futura.
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